Es omnipresente: se le puede ver en plazas, parques, calles, ferias y en una esquina cualquiera. Es casi intangible en la boca, pero aún así sigue siendo comprado por niños, jóvenes y adultos que con su predilección le dan continuidad a esta golosina típica en cada generación. De nuevo: aunque existan algodones de azúcar de otros colores, el rosa será siempre el primero.
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